From Nottingham with Love

Publicado el 18 octubre, 2019

La entrada a la meca del hobby.

En mayo de este año, nos reunimos con Paolo (uno de nuestros comerciales de Games Workshop), para hablar de la posibilidad de realizar un circuito de torneos de Warhammer 40000 que culminasen en la experiencia final de invitar a todos los ganadores del circuito a un evento único: ¡uno de los torneos HEAT en Warhammer World!

Después de 6 torneos repartidos por todas nuestras tiendas en España y más de 120 jugadores participando, esta es la experiencia que vivieron los 10 afortunados finalistas que viajaron a la meca del hobby Games Workshop.

Los elegidos del emperador… o no.

Pero, ¿por qué iba a contároslo yo?

¡Mejor que lo haga uno de los chicos que viajaron a Nottingham! Porque, además, él tuvo un “premio extra”. Os dejo con él:

Juan Manuel Galán (clasificado desde Goblintrader Madrid Norte).

Ejército: Aeldari

Antecedentes y viaje de ida y vuelta:

¡Buenas a todos!

Como os ha comentado Chuso, mi equipo consiguió la victoria en el torneo por equipos organizado en Goblintrader Madrid Norte, ¡así que nos fuimos todos de expedición a Inglaterra!

Ya de inicio, la aventura comenzó muy bien: los chicos de GTS nos tomaron los datos, se pusieron en contacto con nosotros más adelante, y nos facilitaron todo lo necesario para que preocupáramos lo mínimo por la organización del viaje. El viaje tenía todos los gastos pagados, tanto de transportes como de hotel, la entrada a Warhammer World y el torneo.

He de decir que el viaje estuvo bastante bien organizado: primero volamos hasta Manchester, luego cogimos el tren con transbordo hasta Nottingham (los trasbordos entre vuelos y trenes estaban espaciados por si ocurría cualquier percance). El hotel (un Ibis) correcto, con camas cómodas y una localización muy céntrica. Lo mejor de todo era poder contar con el tranvía en la misma puerta, lo que nos dejaba en Warhammer World en 15 minutos. ¡Una gozada!

El viaje de vuelta igual. Bien planteado, con tiempos entre trenes y vuelos. Buen plan.

«And we shall know no fear…»

Warhammer World

Qué decir del propio Warhammer World

Tantos años viendo esas fotos de los torneos y partidas en el reglamento y las revistas… ¡Y por fin estaba allí!

El sitio cuenta con tres tiendas (en mi opinión modestas), que son de Warhammer, de Black Library y de ForgeWorld. Pero no se podía pedir más: prácticamente tenían de todo, y además contaban con vitrinas con las miniaturas para que pudieses ver absolutamente todo su catálogo montado.

También pudimos visitar La Taberna de Bugman, la legendaria parada donde se toman las cervezas después (y antes, y durante…) las partidas. Obviamente, todos pasamos por allí a beber o comer algo.

El museo se merece una línea aparte.

Es increíble. “Outstanding”, como dirían ellos.

Dioramas gargantuescos, miniaturas deslumbrantes, todas las que salen en las revistas, las cajas, los ejemplos en los vídeos de pintura… ¡todo está ahí para que puedas verlas! Y qué decir del gran diorama de dos pisos… si el museo merece un par de horas de visita, solo para ese escenario habría que guardar una hora más. Y aun así, no verías todo lo que se puede ver.

El museo fue increíble.

El torneo

Llegados a este punto, debo decir que el propio torneo fue una experiencia un tanto agridulce. Y os explico el porqué.

Primero las partes buenas (que son muchas):

Mis rivales estuvieron perfectos los 5. Sobre todo un chico llamado “Dan” en la tercera partida. Fue una de las partidas más interesantes que he jugado en años, de un orden muy táctico, luchando por cada pobre punto que podía ofrecer la misión y aprovechando cualquier error que cometiese el otro. Pero siempre con deportividad y con una sonrisa en la cara.

En mi caso, jugaba la última partida en mesa 1, y el equipo de Warhammer TV nos ofreció a mi rival y a mí jugar en una mesa aparte, con cámaras para grabar y retransmitir la partida por Twitch.

¡¡Chavales… salgo por la teleee!!

Entre saber que mis miniaturas iban a salir en todo el mundo a través de internet, la amabilidad con la que me trató el equipo de Warhammer TV, la emoción de estar jugando la final de la tercera ronda de clasificación en Notthingam… ¡La experiencia no tuvo precio!

Por desgracia, no conseguí imponerme en esa partida, de modo que no pude ganar el torneo. Eso ya habría sido la guinda del pastel.

La calma previa a la tormenta… ¡y fue una tormenta de dados!

Y ahora las partes menos buenas:

El torneo estaba muy bien planteado: en la clasificación también influía la deportividad y pintura. A pesar de que no estoy a favor de esa puntuación, reconozco que ayuda a “suavizar y moderar» ciertos comportamientos de un tipo de jugador al que ninguno queremos enfrentarnos, además de premiar el esfuerzo de pintura.

Pero la escenografía… esperaba más. ¡Mucho más!

La mayoría de mesas podían considerarse páramos. Despobladas, con pocos elementos que tapasen un simple Rhino. La mesa donde jugué la final solo contaba con 5 elementos de escenografía. Uno central y otro esquinado, y los otros 3 aportaban más bien poco.

También me llamó la atención que uno de mis rivales llevaba miniaturas sin pintar, y algunas incluso sin terminar de montar (a falta de brazos y cabezas). ¿Es eso tolerable en un torneo tan grande como la Heat 3 en Warhammer World?

Lo peor fueron los premios. Se otorgaron premios a mejor unidad, héroe, ejército e icono… además de al primer, segundo y tercer clasificados. Eran diplomas de cartón, placas de vidrio y tres trofeos, además de la correspondiente lámina de cartón y un pin metálico para los 35 primeros clasificados para la gran final…

Entiendo que reducir los premios “materiales” es directamente proporcional a reducir la cantidad de jugadores con comportamiento antideportivo. Pero estábamos en Warhammer World. La central.

E ingresaron una cantidad ingente de dinero por la participación en el torneo… ¿era mucho pedir un poco más?

¿¡Donde están los premioooooooos…!?

Conclusiones

A pesar de esas cosas malas, la experiencia es 100% recomendable.

Vas con amigos, estás en la central de Games Workshop, puedes estar en la zona de juego, en el museo, en la taberna, en las tiendas…

Es una experiencia que hay que vivir una vez en la vida. Para mí fue mi “Disneyland” personal. Tenía taquicardia, ansiedad, no podía dejar de moverme para verlo todo y estar en todos lados.

Una experiencia maravillosa en buena compañía.

Espero no haberos aburrido con este artículo, pero antes de despedirme, quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a Goblintrader y Games Workshop la idea y la organización de este evento…

Lo repetiréis el año que viene, ¿no? 🙂

— Chuso & Juan Manuel 

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