Herbáceas: la batalla de las plantas
Publicado el 8 octubre, 2019

Hay muchos motivos por los que un juego de mesa puede destacar en la mesa de novedades. Herbáceas de Maldito Games lo hace por un tema y estética poco explorados en el mundo lúdico: en vez de estar ambientado en un mundo fantástico con orcos, elfos y enanos o en la Japón feudal (que oye, son temas que también nos encantan), nos transporta a un pequeño piso con toques hipster en el que tendremos que plantar hierbas organizándolas en nuestras cuatro macetas (que al parecer estaban de oferta en el IKEA, ya que todos tenemos las mismas cuatro).
«¿Y se crea emoción en un juego que trata sobre plantar hierbas?«, podríais preguntaros.
¡Yo creo que sí!
Herbáceas es un juego mucho más competitivo y pasivo-agresivo de lo que su tema relajante nos puede hacer creer. ¡Es toda una batalla por las plantas! Dejadme explicaros cómo funciona:

¿Cómo se juega?
Herbáceas es un juego muy sencillo de explicar (y no tan sencillo de dominar).
En este juego la mesa se divide en una zona central, el jardín común (accesible para todos), y un jardín privado para cada jugador. Este jardín privado hará las veces de «mano» del jugador que todos pueden ver.
Durante tu turno, tienes que robar una carta del mazo y decidir si la vas a colocar en tu jardín privado o en el jardín común. Luego robarás una segunda carta, que irá al jardín que no has elegido primero. Esta decisión se resume en que tienes que valorar si la primera carta te interesa lo suficiente como para «guardártela» o si prefieres dejarla a disposición de los demás jugadores y arriesgarte a que la segunda carta te interese más para «guardártela». Esta fase se llama «sembrar», y es obligatoria hacerla cada turno.

Puede sembrarla en su jardín privado (aunque no le interese mucho) o ponerla en el jardín común, donde ya hay un romero… y eso puede ser bueno para otros jugadores.
Una vez empecéis a acumular plantas en los jardines, podréis tomar una fase del turno antes (!) de la fase de «sembrar», llamada «plantar». Esta acción solo la podréis realizar como mucho cuatro veces durante toda la partida, ya que consume una de vuestras cuatro cartas de maceta.
Para «plantar», deberéis coger la combinación adecuada de cartas, ya sean de vuestro jardín privado, del jardín común o de ambos, y ponerlas debajo de una de vuestras macetas (en las que aún no hayáis plantado nada). ¡Enhorabuena, esta maceta os dará puntos al final de la partida!
Sin embargo, no es tan fácil como parece: la combinación de cartas que plantéis deberá coincidir con la condición de la maceta elegida. Cada maceta puntúa de manera diferente (por hierbas iguales, por hierbas diferentes, por parejas distintas de de hierbas iguales y por hierbas especiales), así que tomad decisiones astutas.

Existen tres hierbas aromáticas especiales que solo pueden plantarse en una maceta concreta (la maceta de cristal) y que, si se plantan ahí, darán puntos extra al final de la partida. Además, si plantas una carta de cada uno de los tres tipos especiales, cocinarás un pastel de hierbas que te dará 5 puntos adicionales.
Una vez que todos los jugadores no quieran o no puedan plantar más, la partida se acaba y se puntúan las macetas (y el pastel, si es que alguien lo ha conseguido cocinar).
¡El jugador con la mayor puntuación gana! ¡Ya puedes fardar de tus macetas ordenadas y bonitas delante de tus amigos (?)!

Sensaciones de juego
Aunque la premisa de Herbáceas pueda parecer muy inocente, debajo de la elegancia y fragancia de su fachada se esconde un juego de decisiones bastante afiladas.
El hecho de que cada turno tengas que decidir si quieres plantar una de tus macetas antes de sembrar más cartas en los jardines te pone en un compromiso: puedes apretar la situación y dejar pasar oportunidades, pero con ello te arriesgas a que otro jugador plante las hierbas a la que les habías echado el ojo antes de que puedas hacerlo tú.
Aunque puede que el tema de este juego te haga pensar lo contrario, es vital jugar fijándose en los jardines privados y macetas disponibles de los demás jugadores. Si un jugador ya ha plantado en una maceta que tú estás valorando en plantar, puedes asumir más riesgos que si todos ya la han plantado, por ejemplo.

Otro punto divertido del juego son las tres plantas especiales. Obviamente, todo el mundo va a intentar conseguir una de cada para hacerse con el pastel de hierbas, ya que la «jugada perfecta» en la maceta de cristal son 11 puntazos (las hierbas de 1, 2 y 3 puntos más el pastel de 5).
Pero solo hay tres copias de cada una de las hierbas especiales, así que sacar una de las que necesites puede ser muy divertido, aunque que la saque otro y «te la quite» puede dar mucha rabia. Y cuidado: ¡obsesionarse con la maceta de cristal puede tener como consecuencia olvidarse de hacer buenas combinaciones en las demás macetas!
Obviamente, Herbáceas es un push-your-luck con un alto grado de suerte, lo que puede ser muy divertido o no dependiendo del tipo de jugador que seas. Pero tener que tomar dos decisiones por turno siempre aporta mucho al factor diversión, y a medida que juegues partidas (son de 15 minutos, por lo que fácilmente pueden jugarse dos seguidas), podrás ver que el juego también tiene mucho de astucia y que es fácil hacer jugadas para perjudicar a jugadores que vayan ganando. Poder puntuar solo cuatro veces pone presión sobre los jugadores, ya que hay que tener muy en cuenta el factor tiempo (el mazo, y con él la esperanza de mejorar tu momento de puntuar, se va agotando).
Por lo cuidado que está a todos los niveles, creo que Herbáceas es un buen juego.
Me gusta mucho que destaque por una temática sorprendente y que apueste por un buen diseño y estética. Las mecánicas no son excesivamente originales, pero son buenas, están perfectamente pulidas y dan una sensación de juego muy agradable, intuitiva y fluída.
Por todo esto, Herbáceas es un juego que he sacado a la mesa mucho últimamente y es uno de mis push-your-lucks más jugados.
¡Probadlo si tenéis la oportunidad!
— Jens [Goblin ludoadicto]
Etiquetas: Juegos de Mesa, Reseña
Categorizado en: Juegos de Mesa
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