La Isla de Fuego: La Maldición de Vul-Kar
Publicado el 12 septiembre, 2019

Bienvenidos a La Isla de Fuego: La Maldición de Vul-Kar.
Todo juego se merece una segunda oportunidad, y así ha sido para este juego de 1986. Regresa con una isla más grande, una caja más optimizada en su tamaño y unos componentes en 3D que harán el juego mucho más vistoso. (Haz clic aquí para ver la versión antigua del juego.)
En este juego seremos unos aventureros que deben recuperar la gema de Vul-Kar. Hasta aquí parece fácil ¿verdad? Pues no lo será tanto, porque esta isla está llena de peligros…
Es un juego rápido y sencillo para toda la familia en el que tenemos que recoger tesoros y hacer fotografías de ciertos puntos de la isla antes de salir de ella. Durante la partida, cada jugador comienza con dos cartas de exploración (son las que usaremos durante nuestro turno) y una carta de recuerdo (se usarán según indique la propia carta).
El turno de juego es muy sencillo:
- Levantar a nuestro personaje si nos habían tirado.
- Jugar una carta de exploración. Las cartas incluyen una opción de mover, que es obligatoria, y una acción optativa.
- Robar hasta tener de nuevo dos cartas de exploración en la mano.
- Restablecer la isla (devolver las canicas, puentes,… a su sitio).

Durante la partida avanzaremos por la isla intentando pasar por las casillas con tesoros para así recogerlos. Hay tres tipos de tesoro, y cuantos más tesoros del mismo tipo tengamos al final de la partida, mayor será nuestra puntuación para ese tipo. Otra parte importante del juego son las fotografías, y es que durante nuestra exploración encontraremos lugares de ensueño dignos de recordar. Debemos recolectar tres fotografías (cada una de un color diferente) para poder llamar al «holacóptero» y salir de la isla. Los más valientes se aventurarán a robar la preciada gema de Vul-Kar, situada en uno de los lugares más inaccesibles de la isla pero, como toda gema muy preciada, nuestros propios compañeros de viaje intentarán robárnosla. ¡Solo con pasar por encima de nuestro peón, nos la quitarán y la sumarán a su puntuación! Hasta que vuelvas a pasar tú por encima de ellos…
La isla también está repleta de cuevas mediante las cuales podemos atravesar el terreno de lado a lado. Para ello hará falta un poco de suerte, ya que nuestro destino lo determinará una tirada de dados… Y hay otras cosas que ponen en duda la preciosidad y seguridad de la isla: escaleras resbaladizas, puentes inestables y erupciones de bolas de fuego controladas, o no tan controladas, que desatarán el terror en los exploradores. Como todo volcán, Vul-Kar puede provocar cataclismos lanzando bolas de fuego, que se irán acumulando durante la partida en «la cicatriz» de la isla. Una vez lanzadas desde el volcán, las bolas de fuego caerán por las pendientes y desatarán una vorágine de caídas de exploradores hacia los lugares más insospechados de esta isla, pudiendo llevarte a casillas a las que no querías ir. Si en tu turno tiras a tu propio personaje por error, perderás un tesoro. Pero si consigues tirar a uno de tus compañeros, bien hecho: ¡ese jugador te entregará uno de los suyos! En cualquiera de los casos, si un personaje es derribado, ese jugador robará una carta de recuerdo como «consolación».

Aquí podemos ver el «holacóptero», por el que los jugadores llegan y abandonan la isla, y las fauces de la isla, donde se acumularán los tesoros perdidos.
La partida acaba cuando alguien tenga tres fotos diferentes y acuda al «holapuerto» a llamar al «holacóptero». Entonces, los jugadores tendrán dos turnos para conseguir escapar de la isla. Otro desencadenante de fin de partida será enfurecer a Vul-Kar. Si la partida no acaba antes de que los jugadores provoquen tres cataclismos (jugando cartas de exploración poderosas), quedaremos atrapados en la isla si no conseguimos llegar al «holapuerto» en dos turnos.
Solo los jugadores que consigan subir al helicóptero competirán por ser jugador con más puntos (sumando tesoros, fotos y la gema) y alzarse con la victoria.

Estamos ante un filler familiar con unas mecánicas muy sencillas y unas cartas muy bien explicadas que incluso menores de 7 años (aunque el juego indique a partir de 7), podrán entender sin ningún problema. Para disfrutar de La Isla de Fuego hay que tener muy claro que es un juego pensado para un público infantil en el que simplemente buscamos una partida de 30 minutos para divertirnos y desatar la locura en la isla.
Más que ante un juego de mesa, estamos ante un juego-juguete de mesa. ¡Nada asegura tanto la diversión como lanzar esas canicas con nuestras propias manos intentando apuntar a nuestros compañeros para robarles sus tesoros!
Desde el punto de vista de la calidad de los componentes, La Isla de Fuego me causa sentimientos encontrados. Por un lado, no me convence del todo la calidad del tablero modular de plástico, que es relativamente fino. Por otro, las canicas, palmeras, helicóptero, el mismo Vul-Kar, las cartas y esos embellecedores laterales de troquel que acoplaremos para que parezca una isla sólida, son unos detalles muy cuidados y de buena calidad.
Respecto a las normas del juego, no debéis ser muy estrictos. Se trata de un juego con mecánicas y normas muy adaptables a nuestro grupo de jugadores. Cuando los personajes vayan cayendo en lugares extraños, no siempre está reflejado en las reglas del juego cómo actuar. Tomadlo como un juego y estableced vuestras propias reglas ante este tipo de situaciones para evitar enfados y malentendidos que estropearán nuestra partida. Al fin y al cabo, hemos venido a sacar fotos, a robar tesoros y a lanzarle algún que otro bolazo de fuego a nuestros compañeros.
Estamos ante un juego desenfadado para divertirnos y reírnos y que tanto niños como nostálgicos disfrutaréis.
—Blanca the Everqueen [GTS Madrid Norte]
Opiniones entrometidas
Jens: La Isla de Fuego: La Maldición de Vul-Kar es un juego-juguete con una producción tan absurdamente ostentosa y que rezuma tanto tema por todos lados que es muy difícil no dejarse absorber por él. Aunque sus reglas estén pensadas para un público infantil, yo me río muchísimo jugándolo con amigos adultos que no vayan a tomarse la partida demasiado en serio. Eso sí: al que le apetezca sumergirse en una partida seria a un juego de mesa le recomiendo huir de este juego. La única manera de que una partida a La Isla de Fuego sea un aciertazo es que todos se enfrenten a ella con ganas de diversión poco pretenciosas, como por ejemplo para cerrar una velada. Estoy totalmente de acuerdo con Blanca en cuanto a la producción: tiene elementos malísimos (una pena por la caja, de cartón muy débil) y elementos buenísimos (Vul-Kar o las canicas).

La Isla de Fuego: La Maldición de Vul-Kar
Ver producto
Dragones de Fuego
Ver producto
Merienda Jurásica
Ver productoEtiquetas: Juegos de Mesa, Reseña
Categorizado en: Juegos de Mesa
Debe estar conectado para enviar un comentario.