Torneo de 40000 en Goblin Trader Madrid Norte

Publicado el 14 noviembre, 2022

Este domingo, 13 de noviembre de 2022, se celebró en la tienda Goblin Trader Norte, en Madrid, un torneo de Warhammer 40000. Tenía un toque especial para mí, ya que era el primero al que iba de 1000 puntos. Aunque no he ido a muchísimos torneos, la verdad, todos han sido siempre de 2000.

Me apetecía llevar todas las minis en mi cajita de madera, que cupieran cómodamente sin necesidad de llevar estuches aparte o encajarlas como si fueran piezas de un puzle o sardinas en lata.

Las partidas a 1000 puntos me parecen, también, más rápidas, dinámicas y sencillas.

Llegamos a las 9 de la mañana a la tienda y allí estaba el genial equipo de siempre esperándonos (especiales elogios a Mina, la organizadora, que siempre está al tanto de todo). Todas las mesas con su tablero de tamaño correspondiente para partidas de 1000 puntos, con las zonas de despliegue y el centro indicados, nuestro batido de chocolate y nuestro bollito para desayunar. Así da gusto.

Mi ejército

Fiel seguidor de la dinastía Novokh, mi lista constaba de un señor supremo con el rasgo de voluntad duradera (-1 al daño), un tecnomante (con capa canóptica, el velo de oscuridad para teletransportar y la criptecnología arcana del ajustador criptogeométrico), dos unidades de 5 inmortales, dos unidades de 6 skorpekhs , una de 3 ofidianos y una de 10 pretorianos. Una lista muy ofensiva que busca el combate lo antes posible.

Mi ejército listo, en la calma que precede a la tempestad

Las secundarias que elegí en todas las partidas fueron las clásicas necronas: tesoros de los eones, alimañas y maquinaria antigua.

Primera ronda

La primera partida era contra Orkos, un ejército al que me he enfrentado muchas veces (creo que es el que más he repetido, de hecho).

La línea que separa la valentía de la insensatez es muy fina. ¡Hay que saber esconderse cuando hace falta!

En el primer turno declaró waagh y se me echó encima. Su unidad de meganobles alcanzó a una de mis unidades de inmortales y la barrió de la mesa. Por el otro flanco, la segunda de inmortales caía en manos de 10 chikoz. Por suerte, todos mis enemigos estaban ya a distancia de carga considerablemente fácil para mis skorpekhs y, sobre todo, para los pretorianos.

Sus meganobles y sus vehículos cayeron, y poco a poco le fui comiendo terreno hasta que quedó arrinconada en una esquina. Sin embargo, no tuvimos tiempo de terminar la partida y lo dejamos en el turno 3. Si hubiéramos teorizado, tanto mi enemiga (en el juego, claro) como yo coincidimos en que había muchas posibilidades de que fuera una victoria necrona, pero bueno, habían pasado tres rondas completas y ambos habíamos jugado lo mismo, así que decidí dejarlo como estaba. Victoria orka 59 a 37.

Segunda ronda

Después vinieron los Ultramarines. Había jugado dos veces contra ellos: una victoria y una derrota muy justita (en otro torneo de Goblin Trader).

Mi rival llevaba una lista bastante equilibrada entre disparo y combate, aunque más enfocada a lo primero.

Los inmortales mirando con temor al dreadnought

En el primer turno ambos hicimos movimientos discretos, él lo suficiente para disparar con su dreadnought y yo lo justo para que no pudiera cargarme. Tuve mucha suerte con los protocolos de reanimación y las salvaciones de los skorpekhs, que fueron los que se comieron el fuego enemigo. En el siguiente turno pude encajarle dos cargas muy importantes: por el flanco izquiero una de skorpekhs y por el derecho los pretorianos. Al mismo tiempo, el tecnomante se llevó con el velo a la segunda unidad de skorpekhs hacia el terreno enemigo para intentar cargar y coger el objetivo en terreno de rival. Todas las cargas salieron y mi rival no pudo interrumpir por falta de puntos de mando. Fue un arrasamiento.

El dreadnought cargó en su siguiente turno a los skorpekhs que estaban en terreno enemigo, pero no consiguió eliminar a la unidad entera, que acabó rematándolo en el siguiente. En ese mismo turno cayeron Tigurius, el capitán, y un intercesor que quedaba.

Victoria necrona por 100 a 21 (que, por cierto, le conté mal a mi rival 11 porque se me olvidó sumarle los puntos de pintura. Si estás leyendo esto, mil perdones).

Eran ya las dos e hicimos la parada para comer, que fueron dos generosas horas y media. Cuando volvimos, descansados y con la energía recuperada, solo faltaba la última batalla.

Los necrones ganan terreno a los ultramarines

Tercera ronda

Mi tercera partida fue contra Lobos Espaciales, es decir, que los dos íbamos a jugar a lo mismo: cargar y pegarnos lo antes posible.

La verdad es que reconozco mi desconocimiento total de las reglas de lobos espaciales, y eso, unido a lo bien que lo hizo mi rival, fue desastroso.

En el primer turno ambos nos mostramos muy comedidos: yo apenas me moví, y lo mismo ocurrió en el lado marine.

En el segundo turno él decidió avanzar, pero lo justo para que yo no llegara a cargarle o me fuera extremadamente difícil.

Todavía no sabía la que me venía encima

Y en el tercero empezó la debacle: su caballería lupina avanzó y cargó contra mis pretorianos, seguidos de cerca por los wulfen. Otra unidad de estos semi hombres lobo avanzó por el flanco izquierdo destruyendo a una unidad de inmortales. La unidad completa de 10 pretorianos también cayó,

Pensé que, si bien los pretorianos eran un duro sacrificio, no por ello dejaba de ser práctico, ya que mis skorpekhs ahora tenían a distancia de carga a la caballería y a las dos unidades de wulfen. Cargué, midiendo cuidadosamente para que su héroe no pudiera hacer una intervención, pero, ignorante de mí, los wulfen que estaban detrás podían hacer una intervención a seis pulgadas. El resultados es que, efectivamente, le aniquilé a los jinetes de lobo, pero me interrumpió y su otra unidad wulfen masacró a una de skorpekhs y los que habían intervenido, justo después, mataron a la otra.

Era el turno tres y ya solo tenía al tecnomante, al señor supremo y a una unidad de ofidianos que acababa de salir y había fallado su carga.

Mi señor supremo encarando con estoica valentía el aullido atronador de la manada

El resto de la partida fue una cacería de necrones para los lobos, que no tardaron en destrozarlos. No me daban una paliza similar desde mi último encuentro con los Mil Hijos, famosamente odiados por los necrones en general.

Al final, posición 16 de 24.

Conclusión

Independientemente de las victorias o las derrotas, un gran ambiente, un trato excelente por el equipo de la tienda y una organización que te deja con ganas de volver al siguiente torneo.

A mis rivales: Leti, Álvaro y Alberto, un placer jugar con tan buenos y amables contendientes. ¡Leti, además, quedó tercera en la general!

Como curiosidad, cuatro párrafos más arriba pudisteis leer que no me daban semejante paliza desde mi última partida contra los mil hijos. El ganador de este torneo fue Luis, mi amigo que suele darme estas tremendas barridas. ¡Enhorabuena al vencedor!

—  Ber [El caballero necrón]

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